1- Escribe.
2- Escribe no importa cómo ni dónde: a pluma, a boli, a
pilot, a lápiz prestado por un camarero, a máquina, a ordenador. Escribe
primero sin darle importancia a ese hecho. Porque sí. Igual que se hacen otras
tantas cosas a lo largo del día.
3- Escribe sin darte la menor importancia. Sin creer que vas
a hacer algo inaudito, inédito, inconmensurable. Escribe como la minúscula
persona que eres. Que solamente fluya, como una existencia cualquiera. Escribe
sin pudor.
4- Empieza a pensar en que estás escribiendo. Que aquello
que sale al paso de tus dedos (y surge de tu pensamiento o de quién sabe qué
recóndito sitio de ti mismo) es material inflamable y depende de ti, estás
construyendo algo, diciendo algo: porque no somos nadie, pero tampoco nadie es
nosotros. Sobre todo, no pienses en ningún lector futuro (¡ninguno!). Y piensa
que todo vale.
5- Escribe; es un juego, es una dinamo. Vas a transformar
unas palabras en un pequeño mundo donde ocurren cosas. Acércate y observa:
cambia de sitio las figuras, acerca aquellas dos, prende fuego a esa casita con
una cerilla, empuja con el dedo ese camión hasta que casi atropelle a tu
personaje favorito. Convierte esta dulce mañana en el día del juicio final.
6- Compártelo, no tengas miedo (pero tampoco seas pesado ni
plasta, no todo el mundo quiere leerte). Busca a alguien en quien confíes y
deja, con ausencia total de soberbia, que espachurre tus figuritas y opine
sobre la horrible construcción de tu Lego. Aunque sufras, deja que lo haga. Muy
probablemente tenga razón (y además luego puedes volver a ponerlo todo en su
lugar, en caso de).
7- Después de la parte divertida llega la parte profesional
o perfeccionista. Encájate en la cabeza el casco de obra y mira tu pequeño
mundo hasta que empieces a sudar, hasta que la vanidad dé paso a la vergüenza.
Seguro que necesita arreglo. Y seguro que tú puedes arreglarlo. No te quieras
demasiado a ti mismo, no tengas piedad, ni prisa. Ahora es tu construcción de
Lego lo que importa.
8- ¿Te lo has pasado bien? Piensa que es importante
pasárselo bien. O sufrir. O ponerse nervioso. O sentir que uno no será capaz y
luego superarse. O sentir nostalgia, duda, arrepentimiento, asco: en fin, algo.
Incluso frío. Si no, para qué.
9- Olvida todas estas tonterías que he dicho. No hagas caso
de nadie. Y sobre todo hazte a la idea de que el mundo editorial No Existe.
Vive tu escritura como si no existiera.
10- Bueno, olvida todo esto menos una cosa: del punto 1 al
9, cada palabra puede ser traducida en una sola: lee. Lee. Lee. Lee. Lee para
siempre, como si fueras un niño que empieza. Todo está ahí.
No he querido tocarlos porque me parecen perfectos tal y
como están. Me apetecía compartirlos con vosotros. Si queréis leer el artículo
completo podéis clicar en el link.
¿Qué te han parecido? ¿Los usarás? ¿Tienes mejores consejos?
No dudes en compartir con nosotros los tuyos y así mejorar entre todos.
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